La Crítica y Nosotros
Delante de la tarea que se te reserva, en el levantamiento del bien común, es justo respetar lo que los demás dicen, en el campo de la crítica; entretanto, es forzoso no paralizar el servicio ni tampoco perjudicarlo en virtud de aquello que los demás puedan decir.
Guardar la conciencia tranquila y seguir adelante.
Escapan de la crítica exclusivamente las obras que nunca se salen de los planes, a manera de la música que no atrae la atención de nadie, cuando no se retira de la pauta.
Vivir la propia tarea es realizarla; y realizarla es sufrirla en sí mismo.
Censores y adversarios, espectadores y simpatizantes pueden efectivamente auxiliar y auxilian siempre, indicándonos los puntos vulnerables y aspectos imprevistos de la construcción bajo nuestra responsabilidad, a través de las opiniones que emiten; no obstante, es preciso no olvidar que se encuentran vinculados a compromisos de otra especie.
Encargo que nos pertenezca respira con nosotros y se nos erige en el camino en alegría, aflicción, apoyo y vida. Nos toca a nosotros conducirlo, ejecutarlo, perfeccionarlo, y revivirlo.
Muchos quieren que seamos de ese modo; que nos comportemos de aquella manera; que asumamos directrices distintas de aquellas en que persistimos, o que veamos la senda por los ojos que los sirven; sin embargo, es imperioso considerar que cada uno de nosotros es un mundo en sí, con movimientos particulares y órbitas diferentes.
Sustentémonos fieles a nuestro trabajo y rindamos culto a la paz de conciencia, atendiendo a los deberes que las circunstancias nos confieren, y, ofreciendo, lo mejor de nosotros mismos, en provecho del prójimo, estemos tranquilos, porque, tanto nosotros como los demás, somos los que somos con la obligación de mejorarnos, a fin de que cada uno pueda servir siempre más, en la edificación de la felicidad de todos, con aquello que es y con aquello que tiene.
Emmanuel.
"Coraje", Francisco Cándido Xavier.
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